La evolución de las Tecnologías de Información i Comunicación (TIC) ha planteado nuevos desafíos en la Educación Universitaria. En otras palabras, estos desafíos implican nuevas formas de estructurar el proceso de enseñanza y de aprendizaje que exige la participación activa de los estudiantes y un giro en la aplicación en las estrategias didácticas del docente frente a nuevos escenarios de trabajo. Es por eso, que la acción docente al combinarse con los nuevos escenarios formativos requiere la introducción de métodos tecnológicos o virtuales que favorezcan la interacción, reflexión y colaboración entre docentes y alumnos para la construcción del conocimiento. Al respecto, Cabero (2006) señala que los nuevos escenarios formativos son poseedores de características que los definen claramente. Estas son: mediatizados por las TIC; amigables, facilitan el diseño de materiales tecnológicos; flexibles, posibilitan el aprendizaje a cualquier hora y lugar; individualizados, al promover la creación de contenidos generados por los usuarios (docentes y alumnos); colaborativos, se asumen compromisos grupales de una manera fácil y sencilla; activos, potencian la construcción del conocimiento; interactivos, permiten diferentes modelos de relación entre los miembros que intervienen en el entorno; deslocalizados, la información está ubicada en el ciberespacio; pluripersonales, propician la interacción con técnicos, tutores y orientadores; pluridimensionales y multiétnicos, por propiciar el manejo de otros puntos de vista en cuanto a valores, solidaridad y comprensión.
Con base en las generalizaciones anteriores, los nuevos escenarios formativos se convierten en espacios de intervención educativa que, al ser mediados por las nuevas tecnologías, promueven ambientes de aprendizaje colaborativos con participación activa de los alumnos y hacen del docente un mediador de estos entornos virtuales de aprendizaje. En este sentido, Delgado y Solano (2009) opinan que un mediador de entornos virtuales de aprendizaje busca estrategias que permitan mantener activos a sus estudiantes con el fin de promover la construcción colaborativa del conocimiento. Es por ello, que el docente requiere desarrollar habilidades y estrategias didácticas para la organización, diseño y administración de estos escenarios o entornos virtuales que facilitan el aprendizaje.
Debe señalarse que, las estrategias didácticas suponen formas de trabajo que se proponen para llevar a cabo el proceso de enseñanza y de aprendizaje. Asimismo, las estrategias, enmarcadas en una planificación didáctica apoyada en las TIC, facilitan la distribución y uso de recursos didácticos como: materiales interactivos, demostraciones, tutoriales, libros electrónicos, acceso a bases de datos, guías de estudio que propician en el alumno el estudio autónomo, orientado y tutorizado por un docente (Pérez, 2001).
Delgado y Solano (2009) orientan la enseñanza y el aprendizaje en el uso de estrategias didácticas eficientes y creativas en Entornos Virtuales de Aprendizaje (EVA) ofreciendo las siguientes estrategias para ser aplicadas en estos entornos o escenarios de trabajo: (1) Estrategias centradas en la individualización de la enseñanza, donde el alumno trabaja de forma autónoma, es decir, a partir de una propuesta de trabajo presentada por el docente. Se da una interacción entre docente y alumno de cara a la orientación, a la tutoría, al seguimiento y control del progreso individualizado. Ejemplo de estas estrategias son: trabajo autónomo, contratos de aprendizajes, prácticas, pensamiento crítico, creatividad, entre otros. (2) Estrategias para la enseñanza en grupo, centradas en el trabajo grupal a partir de la exposición orientadora de un expositor utilizando formatos multimedia, texto, audio o video. Los alumnos realizan las actividades en forma individual compartiéndolas, posteriormente, con el grupo en forma de resultados. (3) Estrategias centradas en el trabajo colaborativo, centradas en el trabajo en grupo a partir de estructuras comunicativas de colaboración que requieren la participación activa, abierta, simétrica y recíproca de todos los miembros del grupo. El docente interviene aportando las normas, actividades, realizando seguimiento y valoración de las actividades. Favorecen el trabajo colaborativo y cooperativo; ejemplo de esto son las técnicas que favorecen el trabajo colaborativo como trabajar en parejas, realizar lluvia de ideas, votaciones, debates y foros de discusión, subgrupos de discusión, trabajo por proyectos, grupo de investigación, juegos de rol, estudio de casos, afiche.
Para concluir, la importancia de las características que se le atribuyen a los nuevos escenarios formativos o EVA radica en que los convierten en espacios propicios para la actuación docente. Con ello, se quiere significar que los EVA representan una estrategia didáctica tecnológica que facilita la efectiva incorporación de las Tecnologías de la Información y Comunicación, como herramienta de apoyo, a los proceso de enseñanza – aprendizaje. Sin duda, al utilizarse los EVA como estrategia didáctica para la enseñanza y el aprendizaje, los docentes universitarios tendrán la posibilidad de implementar -en sus clases- el uso de actividades interactivas y recursos tecnológicos para la creación de nuevos ambientes de aprendizaje en línea, la mediación pedagógica, el diseño y gestión de contenidos, la formación para el trabajo en equipo, la socialización, la promoción del aprendizaje colaborativo, el aprendizaje autónomo, el pensamiento crítico, la discusión racional, además de, conllevar a los alumnos a desarrollar actitudes favorables hacia el uso de EVA.
Referencias Bibliográficas
[Consulta: 2011, Junio 30].
[Consulta: 2011, Junio 30].
(3) Pérez, A. (2001). Nuevas estrategias didácticas en entornos digitales para la enseñanza superior. [Documento en línea]. Disponible: http://gte.es/publicaciones/articulos/fina/Estrategias.pdf [Consulta: 2011, Junio 30].